»Dios amó tanto a la gente de este mundo,
que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no
muera, sino que tenga vida eterna.


martes, 16 de octubre de 2012

Daniel Calveti / Mi Refugio (2012)

 

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Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.
Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.Sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre.Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar.¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?El celo por tu casa me ha consumido.
Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás,Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza.No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas. Corran, de tal modo que obtengan el premio.
Rom.12:11 Ec.9:10 Col.3:23,24 Ef.6:8 Jn.9:4 Lc.2:49 Jn.2:17 II P1:10 Heb.6:11,12 I Co. 9:24